Asma infantil




Neumología


El asma bronquial es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas, que se caracteriza por una obstrucción bronquial variable y reversible ya sea espontáneamente o con tratamiento que cursa con un aumento de la respuesta de la vía aérea frente a gran variedad de estímulos: alérgenos, fármacos, ejercicio, aire frio, risa o lloro, humo…


Se trata pues de un trastorno episódico en el cual los ataques se intercalan con períodos asintomáticos.

Las características de la enfermedad son:

    Inflamación de las vías aéreas (bronquios). Es la respuesta producida por el aumento de la sensibilidad bronquial y provoca obstrucción. En muchas ocasiones su origen es alérgico. Produce un incremento de las secreciones y la contracción de la musculatura bronquial.
    Aumento de la excitabilidad bronquial: Tras la exposición a diversos estímulos (humos, gases, olores, aire frío, ejercicio, risa, tos, etc.), los bronquios de los asmáticos se contraen de una forma exagerada produciendo el estrechamiento de la vía aérea
    Obstrucción de los bronquios: Que puede ser variable y es reversible. En el momento de las crisis, el aire circula con dificultad, produciendo los clásicos pitidos o silbidos, sobre todo al echar el aire, y la sensación de falta de aire, fatiga o de sensación de ahogo, con respiración entrecortada. Cuando la crisis se ha resuelto, el aire puede moverse normalmente por los bronquios, desapareciendo los síntomas, aunque pueda persistir la inflamación.

Esta enfermedad es la más común en la población infantil, en cuanto al aparato respiratorio se refiere, y dentro de ésta es más predominante en varones aunque en la pubertad esta diferencia se iguala. Aunque puede aparecer a cualquier edad es más frecuente en los primeros cinco años de vida comenzando el 25% de los casos durante el primero.

En España se estima que existen un millón de niños asmáticos menores de 18 años, afectando según estos estudios a aproximadamente al 5% de nuestra población.

Para desarrollar asma bronquial en la infancia, se describen los siguientes factores de riesgo:

    Historia familiar de alergia.
    Padecer dermatitis atópica y/o rinitis alérgica.
    Exposición permanente a alérgenos en el interior de los domicilios, tales como epitelios de mascotas o ácaros del polvo.
    Abandono precoz de la lactancia materna.
    Infecciones virales repetidas durante la primera infancia.
    Exposición pasiva al humo del tabaco, principalmente cuando la madre es la fumadora.

Mientras que algunos niños asmáticos mejoran sus síntomas con la edad, otros empeoran y puede incluso que los síntomas desaparezcan con el comienzo de la adolescencia, para aparecer más tarde en la vida adulta.

Aunque el asma sea una enfermedad crónica no tiene por qué tratarse de un trastorno que debilite de forma progresiva a quien lo padece, siempre y cuando se tomen las medidas de seguridad necesarias y la medicación correspondiente.

No obstante es vital como para cualquier otra enfermedad, estar informado sobre el proceso y el tratamiento a seguir.

Dra. Esther Benítez
Médicos Especialista en Pediatría. Unidad de Asma infantil.



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